viernes, 22 de enero de 2016

It's a (Russian) dog's life

Me recuerda Facebook que hace dos años estuve comentado el fenómeno de los perros rusos, pero no recuerdo haber escrito nada por aquí al respecto. La historia me parece tan alucinante que la voy a compartir tal cual la leí.
Perros que se desplazan solos en metro para "cazar" incautos
Científicos rusos han estudiado a los perros callejeros de Moscú y su evolución desde la caída del comunismo. Estos animales han demostrado una capacidad de adaptación al medio y a las nuevas circunstancias que supera en muchos casos con creces a la de los humanos.
Una de las habilidades desarrollada por estos canes es su costumbre de coger el metro por las mañanas para llegar al centro de Moscú y volver a cogerlo por la noche para volver a sus hogares. En el centro de la ciudad se pueden obtener fácilmente alimentos, pero no dormir con comodidad.
Saben exactamente dónde y cuándo subir, observándose, incluso, que suelen escoger los vagones con menos gente (el primero y el último generalmente), algo que, según Eugene Linden, exige razonamiento y pensamiento consciente. Son, además, capaces de no perder su parada, gracias a su excelente sentido del tiempo que les permite calcular su recorrido, al reconocimiento del nombre de la estación o su olor o a una combinación de todos estos factores. De hecho, si tienen varias paradas por delante, suben a un asiento que haya libre y se echan tranquilamente una cabezadita…
Una vez en el centro, otra adaptación señalable es su capacidad para cruzar las calles con los semáforos en verde. Aunque los perros no ven en color son capaces de diferenciar las imágenes del semáforo.
Respecto a la obtención de alimento, objetivo principal de su viaje en metro, destacan entre sus conductas adquiridas lo que en Rusia han llamado la “cacería del shawarma”. Dicha cacería consta de una sofisticada emboscada en la que un perro espera tranquilo y tumbado junto a los kioscos de comidas levantándose de un salto y ladrando a los turistas en el momento en el que estos han comprado y pagado ya uno de los populares shawarmas calientitos. Los turistas, ante el ladrido intempestivo, tiran por el susto (con un porcentaje altísimo de éxito para el perro) su preciada comida.
Según A. Poiarkov, del Instituto de Ecología y Evolución de Moscú, lo destacable de esta habilidad es que los animales parecen saber quién se va a asustar y a tirar su comida y quién no, dejando pasar de largo a estos últimos a los que se acercarán con otro tipo de tretas diferentes.
 
En este sentido, la más utilizada de las tretas “positivas”, es su capacidad de seducción, sobre todo a mujeres y niños que se sientan en bancos de los parques a comerse un sándwich o aperitivo, colocándose junto a ellos con ojitos tiernos y quejidos suaves propiciando, en la mayoría de las ocasiones, que sea el perro el que acabe con parte del festín.
Han desarrollado, por tanto, además de sus nuevas habilidades de orientación y control del tiempo y del espacio, un sexto sentido, o una serie de habilidades psicológicas que les permiten minimizar los fracasos percibiendo la intencionalidad y la sensibilidad de las personas, utilizando una treta u otra con ellas dependiendo de la situación y de la persona de la que esperan conseguir algo. 
Según se desprende del mismo estudio, este tipo de adaptación y las nuevas habilidades de los perros callejeros moscovitas puede considerarse un síntoma de evolución epigenética (Cambios reversibles de ADN que hacen que unos genes se expresen o no dependiendo de condiciones exteriores), naciendo los nuevos canes con estas nuevas pautas de comportamiento “heredadas” de sus progenitores y que se mantendrán, previsiblemente en el tiempo mientras se mantengan las condiciones que las originaron. En este caso, la transformación social de Rusia a partir de la caída del comunismo, cuando los nuevos capitalistas entendieron el valor turístico y comercial del centro de la ciudad y se llevaron los complejos industriales a las afueras, convirtiéndolos en un perfecto alojamiento para los perros callejeros, que debieron idear nuevas formas de “ganarse” la vida en este nuevo contexto social.
Y todo ello, sin perder ni un ápice de su capacidad de divertirse. Como curiosidad los etólogos mencionan que incluso durante “su trabajo”, no dejan de jugar. En muchos casos se puede ver cómo les gusta saltar del tren en el instante mismo en el que se cierran las puertas, comportamiento que únicamente se observa cuando han comido y por pura diversión, normalmente a la vuelta, agrupándose más de un can para “disfrutar del espectáculo”.
También juegan con los niños y adultos de los vagones y no se ha observado un comportamiento peligroso con personas en estos animales.
Un estudio, realmente curioso y muy interesante.

Según la Wikipedia,  el fenómeno de los perros callejeros de Moscú fue mencionado por primera vez en el siglo XIX. En marzo de 2010, se estimaba que había cerca de 35.000 perros sin hogar que vivían dentro de los límites de la ciudad de Moscú, aproximadamente un perro por cada 300 habitantes moscovitas. Al parecer, unos 500 perros viven en el metro, especialmente en los meses más fríos. 

Estos perros, llamados "perros mendigos", son imperturbables a los altos niveles de actividad que les rodean, siendo capaces de dormir en zonas altamente transitadas. Tienen comportamientos más especializados que los diferencian de los perros domésticos y los lobos. Pueden estar agrupados en jaurías y contar con un líder, el cual interactúa con otras jaurías. El líder no es necesariamente el perro más fuerte, sino el más inteligente y son reconocidos como tales por los otros perros, que dependen de estos para sobrevivir.


¿Pero qué opinan los rusos de todo esto? Los perros generalmente evitan los conflictos con los seres humanos y la defecación en zonas ocupadas es poco frecuente. Los moscovitas ven a los perros con simpatía, pero a la vez como un problema. Muchas personas optan por darles de comer y otras les construyen refugios para resguardarse en invierno. Han llegado a ser considerados por muchos como un componente del carácter de la ciudad. Los esfuerzos de esterilización han tenido escasos resultados. De hecho, Andrei Poyarkov (biólogo y experto en lobos del Instituto de Ecología y Evolución A. N. Severtsov) estima que solo el 3% de estos perros alcanza la edad reproductiva, siendo su esperanza de vida de unos diez años, manteniéndose más o menos estable la población canina callejera.

Habiendo tantos perros, no es de extrañar que los moscovitas tuvieran su propio Hachiko, salvando las distancias. Malchik fue uno de los perros callejeros más famosos de Moscú. 
Era un perro mestizo que durante tres años vivió en la estación moscovita de Mendeleyevskaya. Malchik era bastante popular entre los conductores y trabajadores del metro y defendía territorialmente la estación de alcohólicos y de otros perros. Malchik fue asesinado cuando Yulia Romanova de 22 años, apuñaló al perro con un cuchillo de cocina. Más tarde se supo que Romanova contaba con una amplia historia de maltrato animal y que había recibido tratamiento psiquiátrico. El incidente provocó una ola de indignación pública contra el maltrato animal. En 2007, se levantó un monumento de bronce en honor a Malchik en la misma estación de Mendeleyevskaya.
Pobre Malchik, jamás entenderé a las personas que son capaces de hacerle el mínimo mal a unos seres tan inocentes y puros. En fin, mejor pensar en cosas bonitas.

Vengadogs dance!

No hay comentarios:

Publicar un comentario