Buttercup nació con una malformación en su pata que le impedía caminar. El desdichado pato tenía todas las papeletas para acabar en el horno en compañía de unas naranjas y no tardó en ser entregado a una asociación protectora de animales debido al muñón que era su pata izquierda. En aquel refugio Buttercup conoció a Mike Garey, un ingeniero de software. Mike no sólo salvó la vida del patito, sino que además se la mejoró. Para ello empleó una impresora 3D para fabricarle una prótesis que le permitiera caminar y nadar.
Ya lo decía el gran Andrés Montes: no hemos venido a sufrir. Porque a veces la vida puede ser maravillosa.
Encima de estas líneas, los primeros pasos de Buttercup.
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