viernes, 20 de abril de 2012

20 de abril del 12

20 de abril del 90.
Hola, chata, ¿cómo estás?
¿Te sorprende que te escriba?
Tanto tiempo es normal.
Pues es que estaba aquí solo,
me había puesto a recordar,
me entró la melancolía
y te tenía que hablar.

¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo,
las risas que nos hacíamos antes todos juntos?
Hoy no queda casi nadie de los de antes,
y los que hay
han cambiado, han cambiado, sí.

Pero bueno, ¿tú qué tal? Di.
Lo mismo hasta tienes crios.
¿Qué tal te va con el tío ese?
Espero sea divertido.
Yo, la verdad, como siempre,
sigo currando en lo mismo.
La música no me cansa,
pero me encuentro vacío.

Bueno, pues ya me despido,
si te mola me contestas.
Espero que mis palabras
desordenen tu conciencia.
Pues nada, chica, lo dicho,
hasta pronto si nos vemos.
Yo sigo con mis canciones
y tú sigues con tus sueños.

20 de abril, Celtas Cortos



Y además...
Drácula llora a su creador, hoy se cumplen 100 años de la muerte de Bram Stoker.

En ella apareció un hombre alto, ya viejo, nítidamente afeitado, a excepción de un largo bigote blanco, y vestido de negro de la cabeza a los pies, sin ninguna mancha de color en ninguna parte. 

Tenía en la mano una antigua lámpara de plata, en la cual la llama se quemaba sin globo ni protección de ninguna clase, lanzando largas y ondulosas sombras al fluctuar por la corriente de la puerta abierta. 
El anciano me hizo un ademán con su mano derecha, haciendo un gesto cortés y hablando en excelente inglés, aunque con una entonación extraña:

—¡Bienvenido a mi casa. ¡Entre con libertad y por su propia voluntad!

No hizo ningún movimiento para acercárseme, sino que permaneció inmóvil como una estatua, como si su gesto de bienvenida lo hubiese fijado en piedra. 
Sin embargo, en el instante en que traspasé el umbral de la puerta, dio un paso impulsivamente hacia adelante y, extendiendo la mano, sujetó la mía con una fuerza que me hizo retroceder, un efecto que no fue aminorado por el hecho de que parecía fría como el hielo; de que parecía más la mano de un muerto que de un hombre vivo. Dijo otra vez:

—¡Bienvenido a mi casa! Venga libremente, váyase a salvo, y deje algo de la alegría que trae consigo.
Drácula, Bram Stoker (1897)

Menos mal que ayer ganaron el Atleti (GOLAZO de Falcao) y el Estu (sí, sí, el Estu, en serio), porque vaya día más triste hoy...

2 comentarios:

  1. Que majo Drácula...y que gran canción la de los Celtas :)

    Nos vemos :abr:

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    1. No sé si "majo" es la palabra que yo utilizaría para hablar de Drácula xD

      :abr:

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