miércoles, 10 de abril de 2013

Kanamara Matsuri, o el Festival del Falo

Esta mañana estaba curioseando por internet cuando he dado con esta imagen. Me he quedado a cuadros. ¿Japonesas vestidas de sacerdotisas sosteniendo un falo enorme? ¿Un desfile portando un pene todavía más enorme? ¿Abuelas japonesas comiendo dulces en forma de miembro viril (tiene nombres mil)? Venga ya, esto tenía que ser un fake. Mezclar la refinada tradición japonesa con algo, a primera vista, tan soez me parecía inaudito. Por no mencionar que conozco bastante bien la cultura oriental y esto no me sonaba de coña. Pero no. En Japón se todos los años un festival en honor del pene: el Kanamara Matsuri.

¿Y de qué va esta esta peculiar y alegre fiestecilla? No, esto es Japón, no la antigua Grecia, borrad esa imagen mental de bacanales dedicadas al vino y al folleteo. Nuestra amiga la Wikipedia nos despeja la duda:
Kanamara Matsuri (en español "Festival del Falo de Metal") es un festival sintoísta en honor a la fertilidad celebrado anualmente cada primavera en el templo Kanayama de Kawasaki (Japón). Las fechas exactas varían, aunque la celebración principal tiene lugar siempre el primer domingo del mes de abril. El tema principal del evento es la veneración al pene, el cual se encuentra omnipresente durante todo el festival en forma de ilustraciones, dulces, decoraciones, vegetales esculpidos e incluso en un mikoshi [palanquín o capilla portátil sintoísta que se lleva a hombros en desfiles y procesiones].

Las celebraciones del festival tienen lugar alrededor de un templo local que venera al pene, el cual en el pasado era popular entre las prostitutas que rezaban para pedir protección ante enfermedades de transmisión sexual. El templo también simboliza la protección divina para la prosperidad de los negocios y de la familia, los partos sin complicaciones, el matrimonio y la armonía en las parejas casadas. Existe asimismo una leyenda sobre un demonio con dientes afilados que se escondía en el interior de la vagina de una mujer joven. Durante las noches de boda con la joven el demonio castró a dos hombres, por lo que un herrero diseñó un falo de metal para romper los dientes del demonio. Con motivo de esta leyenda se venera ahora un falo de metal.

Hoy en día se destinan los fondos recaudados en el festival para la investigación contra el sida. Muchos turistas de Europa y Estados Unidos visitan el festival con gran curiosidad.

El pene de la leyenda (sí, soy consciente de cómo suena esto) cobra vida real en un falo gigante de 2'5 metros y 280 kilos que se guarda en el santuario Tagata Shinto.


A esta tradición, cuyo origen data aproximadamente en el siglo XVII, le acompaña su correspondiente fiestecilla (no quiero ni pensar en cómo acaba), un festival en el que se procesiona con penes gigantes en varias poblaciones de Japón.
Normalmente, se dice que los falos deben transportarlos hombres de alrededor de 42 años (los penes más grandes) o mujeres de unos 36 (los más pequeños), porque son edades, según los japoneses, críticas tanto sexualmente como personalmente, y es su manera de pedir buena suerte para todos los contratiempos de ese tipo que aparezcan (los hombres normalmente piden virilidad y las mujeres fecundidad) (fuente: Tigresas Doradas).
No queráis saber lo que parece esta imagen en miniatura.
Los hombres que llevan el pene se detienen cada cierto tiempo en el desfile para hacerlo girar un par de veces en medio de gritos, aplausos y empujones. Además, ese día se ponen a la venta todo tipo de productos relacionados con penes de todos los colores, tamaños, olores y hasta sabores (sí, también sé cómo suena eso). Son típicos de esta fiesta los dulces con forma de pene, piruletas, flautas de agua, camisetas, llaveros, recuerdos, salchichas... Incluso se tallan verduras con formas fálicas.


Pero después de lo simbólico llega la jarana. Las calles se llenan de turistas y lugareños que festejan con algarabía el culto al falo y los hoteles se petan, como muestra de su importancia turística. Muchas veces los festivales tradicionales japoneses no son accesibles para los extranjeros, pero con el Kanamara Matsuri se hace una alegre y liberal excepción.

Mmm, qué rico tiene que estar eso.
Y como se celebra la primera semana de abril, resulta curioso que algunos años coincide con la Pascua, por lo que además de penes, se comen huevos de chocolate (¿con un vasito de leche?).
Los festivales son una manera de proporcionar una inyección económica a los pueblos que se realizan, ya que muchos turistas van a visitarlos. En un pueblo vecino, se celebra el festival de la vagina el domingo anterior. El Hime-no-miya (festival de la vagina) los padres visten a sus hijos de manera especial y celebran con sake, cerveza y aperitivos en abundancia la fiesta. Por la mañana, los niños llevan una pequeña vagina al santuario Ogata. Más tarde, unos 40 hombres adultos llevan en procesión una vagina enorme hacia el templo principal de la ciudad, seguidos por dos vaginas más pequeñas. Al final del día bolas de mochi (de color rosa y blanco) son lanzadas a la multitud (fuente: Tigresas Doradas).
Algo que también llama la atención el es que en el Kanamara Matsuri participan tanto adultos como niños, ya que para ellos el pene es algo tan natural que no sienten ningún prejuicio en relación al órgano sexual masculino, como debería ocurrir en todas las sociedades del mundo. Cabe señalar que en este evento no se exterioriza ninguna manifestación sexual, ya que el fondo consiste en rendirle culto al pene en honor a la fertilidad y en agradecimiento al placer que proporciona.

Placer y diversión, que se lo digan a ellas.
Y sólo me queda decir que... ¡así procesiono hasta yo! Itadakimasu!!

1 comentario:

  1. ¿Capitores en forma de pene? Eso en España iba a acabar muuuy mal. Qué leches, y empezar también xD

    ResponderEliminar