lunes, 15 de octubre de 2012

Never be afraid

Hale, pues ya está. Después de una semana de retrasos y debates sobre memeces en Twitter, Baumgartner ha saltado desde la estratosfera.

Al final no ha habido tortilla de austriaco, pero me lo he pasado pipa siguiendo en directo la gesta de Felix Baumgartner. Ha batido tres récords de cuatro y el salto ha sido acojonante. La leche, me ha encantado, qué subidón de adrenalina. Parecía que se hacía el remolón, pero en cuanto ha saltado de la cápsula se me ha puesto el corazón en un puño. Y cuando el bueno de Felix parecía un queco mientras daba vueltas y vueltas sin parar a toda leche mientras rompía la barrera del sonido a los 40 segundos de saltar ha sido espeluznante. Lo que no entiendo es por qué nos han puesto una imagen de 8-bits de la caída, si el tipo llevaba unas cámaras ultra guays de la hostia en el traje.

¿Tanto traje y tanta cámara HD y nos ponen un cagarro de imagen mientras el buen señor rompía la barrera del sonido?
El ascenso ha consistido en un tostonazo divertidísimo de casi tres horas, que el señor mayor (aka Joe Kittinger, véase en el artículo de abajo quién es este caballero) ha amenizado con una variada y ecléctica galería de poses para la cámara. Uníos al debate: ¿a quién se parece más, a Miliki o a Luis Aragonés de buen año?

Muy fan de este señor. ¿Pero entonces estaba jugando al bingo online en la sala de control o no?
Mi señora madre me ha confesado que estaba sufriendo por mamá Baumgartner, hasta que le he enseñado una foto suya toda japi de la vida y casi le da un chungo. Mirad cómo se descojonaba mientras su hijo se disponía a convertirse en fuegos artificiales humanos.

Otra crack de la vida esta señora, y MUY FAN de su anillo de máquina de bolas.
Y ahora ya sabemos por qué no mandan a los españoles a hacer estas cosas: si hubiesen mandado a alguien de aquí, lo primero que hubiera hecho al salir de la cápsula hubiera echado una meada y luego habría escupido y se habría echado una carrera con su propio escupitajo. 

¡Al agua, patos! Lástima, no se ha cruzado ni con el cura brasileño de los globos o con Carl Fredricksen. Nuestro gozo friki en un pozo.
Ahora, esa música chunga que han puesto para cubrir el evento... ¿Le habrán pedido royalties a Iker Jiménez? Porque sonaba a música de Cuarto Milenio total, se han lucido. Como los de Teledeporte, pronunciando el apellido del locatis este cada vez de una manera diferente. Eso sí, al final no nos han dicho si ha cumplido su misión o no: ¿habrá encontrado el balón de Sergio Ramos? ¿Lo habrá chutado desde la estratosfera? Y también me ha faltado Robalito gritando: "¡Que vuele el hombre malo!". Ahora, ¿todo esto no os ha recordado vagamente a aquel capítulo de Los Simpsons en el que Homer escala la montaña más peligrosa de Springfield para anunciar unas chocolatinas energéticas?

Y por si fuera poco la hazaña que se ha marcado Felix Baumgartner esta tarde (no morir por convulsión interna, más que nada, ya que no estaban seguros de qué efectos podría tener este salto en el cuerpo humano), encima todavía se permite llegar al suelo como si no hubiera pasado nada. Toma chulería. ¿Seguro que no es madrileño, este buen señor?

Bueno, y ahora ya le dejo la crónica seria a los profesionales. Que toda esta historia ha estado muy chula y se merece cierta seriedad.

Gracias por permitirnos soñar un ratito, Felix.


Baumgartner logra una gesta estratosférica a más de mil por hora
El paracaidista austriaco salta desde 39.000 metros de altura y se convierte en el primer hombre en romper la barrera del sonido sin propulsión
El austriaco Felix Baumgartner batió el domingo el récord de salto desde más altura jamás realizado, el de la mayor altura lograda con un globo tripulado y el de la mayor velocidad en caída libre. En una gesta estratosférica, seguida por millones de personas en televisión e Internet, Baumgartner reventó un récord vigente desde 1960. Además, según la organización, alcanzó una velocidad de 1.137 kilómetros por hora. Eso le convertiría en el primer hombre en superar, sin propulsión, la velocidad del sonido a esa altura.
Más de dos horas y media le costó ascender a la estratosfera. Lo hizo en una cápsula presurizada colgada de un globo estratosférico. Así llegó hasta una altura de 39.068 metros, superando por casi 3.000 metros el reto que se había marcado. Luego abrió la escotilla de la cápsula y saltó al vacío. Tardó nueve minutos en volver a la superficie terrestre —el último tramo, con el paracaídas desplegado— y apuntarse un triunfo que millones de personas siguieron directo por internet transmitido desde Roswell, en el desierto de Nuevo México, EE UU.
Fuente: Red Bull Stratos Project. / NYT / EL PAÍS
“Ha sido más difícil de los que nos esperábamos”, declaró en su primera entrevista, a la televisión austríaca Servus. “Durante unos segundos pensé que iba a perder el sentido”, agregó, debido a la violencia de la caída por la velocidad de 1.137 kilómetros por hora que, según la organización, alcanzó en los primeros 40 segundos. El dato tiene que ser ahora verificado.
“Estás bajo presión, no sientes el aire”, declaró. Baumgartner no quiso abrir un paracaídas especial para estabilizar el descenso: “Desde el punto de vista de la consciencia, siempre he sabido lo que sucedía”, declaró.
Con su arriesgadísima excursión a la estratosfera, Baumgartner, de 43 años, fulminó el récord anterior de altura del salto, fijado en 1960 en 31.333 metros. El héroe de hace 52 años tiene ahora 84, se llama Joe Kittinger, y se mantuvo en contacto desde la sala de control con el austríaco durante el ascenso de la cápsula. La aventura, patrocinada por la marca de bebidas Red Bull, se planteó hace años y ha hecho falta mucho trabajo del equipo de ingenieros, expertos paracaidistas y médicos para hacerla realidad.
El salto fue pospuesto el pasado martes debido a los fuertes vientos. Ayer, a las 17.30, hora peninsular española, la cápsula con Baumgartner, vestido con su especial traje presurizado, empezó a ascender el cielo de Nuevo México. Casi una hora después, a las 18.30, había cruzado el ecuador inicialmente previsto de su viaje, a 18.000 metros de altura, y siguió subiendo colgado del globo, hecho de un finísimo material plástico e inflado con helio. Cámaras dentro y fuera de la cápsula mostraban la impertérrita cara de Baumgartner a través de la visera del casco.
El experimentado paracaidista austriaco había realizado una primera prueba con el dispositivo completo el pasado mes de marzo, pero solo saltando desde 21.828 metros. En julio ya saltó desde 29.584 metros y alcanzó en caída libre 864 kilómetros por hora. Ayer, tras 2 horas 36 minutos dentro de la cápsula alcanzó los 39.068 metros de altura, casi cuatro veces la altura a la que vuela un avión comercial. Entonces Baumgartner comentó al centro de control que se le estaba empañando un poco la visera del casco aunque no tenía problemas de temperatura.
Poco después abrió la escotilla de la cápsula (una vez igualada la presión exterior e interior), permaneció unos instantes sentado en el borde de la puerta y se lanzó al vacío. Medio minuto después iba ya a mil kilómetros por hora (alcanzó los 1.137 kilómetros por hora, según una portavoz de Red Bull Stratos, lo que supera la velocidad del sonido a esa altura). Tras una vertiginosa caída libre de cuatro minutos y 19 segundos, abrió el paracaídas para descender suavemente al suelo. Llegó de pie e inmediatamente se dejó caer de rodillas. La operación fue filmada con un derroche de medios técnicos.
La misión Al borde del espacio, como la denomina Red Bull, concluía así con un éxito rotundo. Aunque la hazaña fue vendida como un salto casi espacial, en realidad, el espacio está bastante más lejos: 100 kilómetros de altura sobre el suelo es la frontera oficial del espacio; la Estación Espacial Internacional está en órbita a unos 370 kilómetros de altura y los satélites de comunicaciones, a 36.000 kilómetros.

Alicia Rivera, El País, 14 de octubre de 2012 


PD.: A veces tienes que subir muy, muy alto para entender lo pequeño que eresFelix Baumgartner

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