martes, 4 de noviembre de 2014

And I sure would like some sweet company

Las cosas que tiene el fútbol. Hace ya algunos años que tenemos los abonos del Calderón en el mismo sitio, por lo que coincidimos en todos los partidos con unos aficionados. Y como el roce hace el cariño y con eso de que cada vez que nuestro equipo marca un gol somos las personas más felices del multiverso durante unos segundos, cada tanto se celebra con besos, abrazos, choques de manos y otros tocamientos entre conocidos y allegados.

El otro día, en el Atleti-Córdoba, vinieron muchos (pero muchos) aficionados cordobeses. Justo detrás de nosotros había una familia que identificamos por su acento. El partido finalizó 4-2, pero cuando estábamos celebrando el tercer gol, sentí un toque en el hombro. Cuando me di la vuelta vi que una chica con síndrome de Down me tendía la mano. La que había identificado como seguidora del córdoba. Me pareció un gesto muy noble. Enseguida le estreché la mano y le pregunté si iba con el Córdoba, pero sus padres corrieron a decirme que eran cordobeses, pero que iban con el Atleti. Lo que al principio me pareció un gesto noble me acabó pareciendo un gesto muy valiente y muy bonito. Así que al final le dije que se dejara de coches de manos y que me plantara dos besos, que así es como se celebran los goles de nuestro equipo. Daba gusto oírla animar al equipo, toda emocionada y contenta. Me llegó a la patata. El fútbol arrastrará toda la porquería que arrastra, pero a veces tiene esos detalles tan bonitos que le hacen a una sentirse pequeña.

Ni qué decir tiene que el cuarto gol lo celebramos con más besos y nos despedimos con mucha alegría.

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