viernes, 5 de diciembre de 2014

Billion of lighthouses... stuck at the far end of the sky

Si pudieras alterar tus recuerdos en tu lecho de muerte para cumplir tu sueño, ¿qué pedirías? To the Moon es un RPG indie de aventuras sobre dos doctores, la doctora Eva Rosalene y el doctor Neil Watts, que viajan a través de las memorias de un hombre moribundo para cumplir su último deseo. ¿Pero qué es lo que desea el viejo Johnny? Ir a la luna, pero ni él mismo sabe por qué.

Este es, sin duda, uno de los juegos más bonitos a los que he jugado. No sólo tiene esa estética supernintendera que me enamora, ni una banda sonora bellísima que te engancha inexorablemente desde la primera nota de 'Para River'. No, lo que configura la grandeza de To the Moon es una historia increíble que vamos desvelando a medida que exploramos los recuerdos de Johnny Wyles a través de un argumento profundo y desgarrador. 


A medio camino entre RPG, aventura gráfica, película y novela interactiva, este no es un videojuego al uso. Aquí no hay un malo malísimo al que matar, ni un mundo infinito que explorar. La jugabilidad es escasa y en ciertos momentos incluso torpe, pero todo ello deja de importar según te vas enganchando a la historia de Johnny y River... lo que te sucederá a los cinco minutos de darle al botón de inicio.

To the Moon es una de esas joyas que viene en frasco pequeño, pero que al destaparlo la grandeza de su interior te abruma. Un juego sencillo y humilde que disfraza una experiencia inolvidable de unas seis horas en las que tan pronto te llevan de las lágrimas de risa a las de tristeza. Porque si algo promete este juego son lágrimas a mansalva. Y muchas referencias frikis que harán que tu pequeña patata geek explote de alegría y ternura en repetidas ocasiones.

¿Y por qué hablo tan y tan bien de este juego tan increíble y maravilloso? Porque a mí me hubiera gustado que me lo recomendaran. Así que eso hago ahora: rascaros un pelín la cartera y sentaos a disfrutar. Dejaos sorprender. Esta historia os va a entusiasmar, porque en el fondo todos somos aquel niño que quiso ir a la luna.


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