miércoles, 30 de enero de 2013

Catching fire

Dany se sentía extrañamente tranquila.
«No era un dragón —pensó—. El fuego no mata a un dragón.»

Juego de tronos, George R. R. Martin

Pues yo también debo de tener algo de dragón. Anoche estaba secándome el pelo con el secador cuando, así porque sí, dejó de funcionar. Lo dejé descansar un rato, por si las resistencias se habían calentado demasiado. Pero cuando lo volví a enchufar al cabo de un rato... salió ardiendo. Fuego. Y como estaba tan embotada con el resfriado me quedé mirando al fuego, al secador echando chispas y al albornoz ardiendo como si aquello no fuera conmigo. El albornoz todavía huele a chusca.

Así quedó el albornoz de la Chica En Llamas.
Y como no tengo suficiente con una aventura, por noche, os voy a dar el briconsejo del día, patrocinado por Pañuelos Mocoseco y Lejías La Rasposa: Niños, no os sonéis nunca los mocos a oscuras: os podéis levantar con la almohada como si hubiese sido atrezzo de una peli de Tarantino.

Al salir del entrenamiento se me ha vuelto a abrir el grifo y se ha montado ahí una de fábrica de morcillas. Es cuanto menos perturbador llevar una sudadera con dibujos de sangre y no saber si lo de la sudadera es dibujo o tu propia sangre.

Y con tanta pérdida, algo habría que reponer. Le he dicho a mi madre que me la había dado en la calle una bruja piruja con una berruga en la nariz. Viniendo de mí, resulta ciertamente creíble.

Mmm, mi favorita, manzana de caramelo envenenada...
Ea, hasta el próximo desvarío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario