jueves, 25 de agosto de 2016

I got the stamina. I can close

No sé cuántos días hace que no escribo, pero siento que ha pasado toda una eternidad entre la anterior entrada y esta. Han sido un puñado de días cargados con... con la vida. Ya lo decía Andrés Aberasturi en aquel poema tan hermoso: la vida... qué palabra, tan dura a veces. Pero de todo se aprende. Y cada lección aprendida nos hace más fuertes. Hasta que te vuelves Terminator y acabas con la humanidad para siempre jamás.

El caso es que, entre una eternidad y otra, los Juegos Olímpicos de Río han tocado a su fin. Y de esos dieciséis días cargados de emociones, lágrimas, alegrías y rabia, me quedo con esta imagen de Michael Phelps despidiéndose (quizá por última vez) de la competición que le hizo alcanzar la gloria. Una imagen que me remueve por dentro hasta tal punto que me deja al borde del llanto cada vez que la observo. Hay algo en sus lágrimas en lo que me reflejo, no sabría explicar muy bien por qué. Gracias por todos estos años soñando, Michael, las palabras se quedan cortas para describirte, a ti y a tus hazañas.

Así que tenemos que empezar a pensar en unos Juegos Olímpicos sin Michael Phelps y Usain Bolt. ¿La parte buena? Que se van a celebrar en Tokio. Dentro de cuatro años nos vamos a pasar un par de semanas de un orgasmo visual a uno deportivo. Ya lo demostraron en la ceremonia de clausura, en la que Japón destruyó a Río en cosa de diez minutos. Esta imagen de los deportistas al más puro estilo videjuego de lucha me parece una auténtica maravilla.


Morriña de tó...
En cuatro años nos espera más de esto. MUCHO más de esto. Stay strong.

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