Me gusta sufrir. Cada vez lo tengo más claro. Ha costado cinco días de Juegos Olímpicos, pero esta máquina de nadar ya es el mejor deportista olímpico de todos los tiempos, convirtiéndose en el más laureado de la historia con la friolera de 19 medallas.
Michael Phelps se presentó en los Juegos de Sydney del 2000 como el nadador masculino más joven, con 15 añitos. Aunque no consiguió ninguna medalla en aquellos Juegos Olímpicos, pronto se hizo un nombre en las piscinas, cuando tan sólo cinco meses después mejoró la plusmarca mundial de los 200 mariposa. Más tarde volvió a mejorar su propio registro en los Campeonatos del Mundo de Fukuoka, Japón. En los Campeonatos Nacionales de 2002 en Florida batió la plusmarca mundial de los 400 estilos y las marcas nacionales de 100 mariposa y 200 estilos.
En 2003, Phelps batió su propia marca mundial de 400 estilos y la marca mundial de 200 estilos. Continuó en 2004, mejorando de nuevo su marca mundial de 400 estilos en los Trials para los Juegos Olímpicos de Atenas.
Le compararon con Mark Spitz, que ganó siete medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Munich (1972), una marca mundial. Phelps ganó seis medallas de oro y dos de bronce en 2004 tras competir en ocho pruebas. Pero Phelps ya había alcanzado a Spizt cuando consiguió siete medallas de oro en los mundiales de natación de Melbourne (2007). Para el recuerdo el significativo bigotito al estilo Spitz que el chaval de Baltimore lució en los Juegos de Pekín.
El 2 de agosto de 2009 Michael Phelps ya había batido 37 récords mundiales en natación. Hoy ha superado en número de preseas olímpicas a la gimnasta Larissa Latynina, quien logró un total de 18 a lo largo de su carrera deportiva.
El 31 de julio de 2012 el tiburón de Baltimore ya es una leyenda viva del olimpismo. Seis oros y dos bronces en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, ocho oros en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, y dos medallas de plata y una de oro en Londres 2012. Y lo que está por venir.
Para muchos, Phelps era el mejor nadador de la historia. Ahora ya no le cabe duda a nadie. Este tío es... es un pez, no hay otra palabra.
Enhorabuena, campeón. Gracias por la emoción. Gracias por la pasión. Gracias por ser fuente de inspiración.
PD.: Parafraseando a Hugo, después de cinco días de Juegos Olímpicos ya no sé si soy Apu o una onza de chocolate. Tengo sueeeñoooo...
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